Una mujer sin espacios y sin puntos finales, que solia dejarse llevar por sus sueños y ahora ellos no la dejaban deshacer maletas.
Viajando hacia muchos soles vio tantos amaneceres como lugares en donde nunca pudo pasar inadvertida. Tranquila y campante tenia la costumbre de llenar el espacio que pisaba.
Una noche de lloviznas casi imperceptibles en donde entre apuros y maletas decidio entrar en el bar. Sobre aquellas tablas siempre transitaban quienes paseaban su suerte sin destino, pero esa noche fue diferente.
Percanta tenia tan claro su destino que no se preocupaba por donde terminar porque siempre estaba empezando algo nuevo… fue cuando entro que el gentio percibio un cambio en el aire.
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